viernes, 24 de octubre de 2014

ENTREVISTA CON ROSA MARÍA ALFARO : miembro del Consejo Directivo de la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria,



ENTREVISTA CON ROSA MARÍA ALFARO


1.La Iniciativa de la Comunicación: La idea es que conversemos sobre los aportes a la reflexión sobre comunicación que se han hecho desde América Latina, sobre sus particularidades, y específicamente sobre tu experiencia, trayectoria y contribución, conversar sobre tu trabajo y como te vas comprometiendo en una tarea tan importante en la comunicación.

Rosa María Alfaro: Yo comienzo en la comunicación casi por casualidad o mejor dicho por un problema más biográfico. Me divorcié y con el tipo de trabajo que yo tenía no podía ganar mucho, entonces conseguí trabajo en el Ministerio de Educación y ese puesto tenía que ver con comunicación, entonces decidí aprender. Mi primer contacto fue hacer un programa de radio para maestros, fue la primera experiencia. Luego esto se convirtió, dentro del Ministerio, en la época de Velasco en el año de 1972, en una experiencia de valoración mayor del aporte de la comunicación a los procesos educativos y de un descubrimiento del sujeto educativo que no se había hecho nunca en el país que era la comunidad, que no eran solo los estudiantes sino la comunidad; esos elementos hicieron que empezáramos a aprender otro tipo de cosas, por ejemplo, fotografías, títeres. Yo ya tenía una experiencia de títeres, personal, por afición y todo eso fue formando un componente de trabajo con maestros en programas de extensión educativa; todo aquello que significaba salir de las aulas a la comunidad y establecer relaciones entre la comunidad y las aulas, y la aparición del concepto de la educación no formal permitió que pudiéramos, con el tiempo, ir desarrollando toda una propuesta, y, por ejemplo, hacerlos salir a comunidades campesinas, y en ciertas partes del país a comunidades urbanas; viajé por todo el país, y pude reconocer todo el país trabajando talleres de comunicación popular. Ese fue el primer contacto que me motivó a darme cuenta que la comunicación popular no solamente era un problema de técnicas de comunicación, ni siquiera de conceptos de producción, sino de conocimiento de las lógicas comunicacionales de los sectores a los que se tenía que atender. No era un problema de volver sencillo un mensaje, era el problema de buscar la cultura, los modos de aprender y de encontrar, incluso, las verdades o las informaciones que la gente requería y no al revés, como cuando tu vas a impartir algo.




Todo eso me pareció una experiencia interesante y durante varios años estuve en eso; pero a fines de la década tuve que salir por problemas políticos, en la época de Morales Bermúdez. Se prohibió todo tipo de trabajo de campo y nos tuvieron prácticamente sin hacer nada. Entonces, salí a la universidad, esa fue una salida, invitada por las personas de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima. Estuve dos años, un poco despistada, enseñando cursos hasta que me dieron el curso de taller, porque antes era un curso de radio, pero este era un curso de taller. En todo este proceso yo había asistido a un curso con Mario Kaplún, un curso que duró tres meses a tiempo completo; teníamos actores, locutores, fue una experiencia realmente innovadora de aprendizaje fuerte porque descubrimos que algunas personas que no veníamos de la comunicación teníamos más capacidades comunicativas que los comunicadores o los locutores, los que venían de la radio, a los que al final Mario Kaplún los botó, -porque él decía que la gente que viene de la radio está malograda para el campo de la comunicación popular y entonces no se puede hacer nada-, y resulta que tres mujeres que habíamos ido a este taller salimos como las mejores con gran incentivo.




Digamos que mi experiencia con la radio fue también por la creatividad con la que pude trabajar. Mario Kaplún fue muy importante en mi vida, y, después, ya en el momento de ir hacia las aulas universitarias es cuando se produce la gran ruptura, todo lo que había aprendido es cuestionado cuando decido que la radio no solamente se segmentaba por público sino por tipo de interés, por tipo de objetivo que había detrás del hacer radio, entonces nos encontramos con la posibilidad de hacer, no precisamente radio, sino usar parlantes en una población donde básicamente las vendedoras de un mercado pobre eran mujeres, había solo dos vendedores hombres y eran los líderes; entonces buscamos que las mujeres participaran y asumieran cargos directivos, y usamos de pretexto los parlantes, que fue un camino de aprendizaje hasta el punto en que Jesús Martín Barbero fué a escuchar lo que estábamos haciendo -no lo podía creer y él encuentra en nosotros un correlato de su reflexión, una orientación incluso de su reflexión a partir del descubrimiento de lo que llamábamos en ese momento las culturas populares-. Trabajamos con mujeres, y ahí comenzamos a hacer las radionovelas, dejándo a las señoras hacerlas, ellas hacían los guiones, que por supuesto no eran escritos, ellas hacían la construcción de la historia. El proceso de construir la historia era maravilloso porque la gente traía historias suyas o de otros que ponían en común y que después iban definiendo como una historia. Esto comprometió a muchas personas de la comunidad porque necesitábamos los hombres para que actuaran y todo eso se iba grabando en grabadora y de ahí pasábamos a los parlantes, entonces, ahí descubrimos una "otra" narración, una "otra" sensibilidad, un "otro" modo de aprender que pasaba por otras categorías, por otros códigos; por ejemplo: la gente decía, "hemos aprendido a valorar nuestra palabra, ustedes nos han enseñado" y más bien éramos nosotros los que habíamos aprendido.




Ese "dejar que otros" hablen y que tu escuches y viceversa, era como volver al eje central de la comunicación. Muchas veces uno se pierde en el mundo de la técnica de la producción, y no en la capacidad humana para contar el sentido del relato…eso nos llevó a una investigación. El primer libro que publico, "Construcción de la palabra", toda esa experiencia nace desde la universidad pero la universidad nos quedó corta porque un semestre académico era insuficiente. Entonces un grupo de estudiantes, conmigo -era un grupo que ya estaba al final de la carrera- decidimos prolongar la experiencia y seguimos en la experiencia como dos años, grabando radionovelas. Es ahí cuando nos damos cuenta que hay un que hacer específico en el ámbito comunitario y que hay una cultura popular que no es la cultura de masas, que es un modo de ser y de querer crecer, cuando la cultura de masas tiene como rasgo central que es la visión que el mundo popular tiene y que establece una relación mas de satisfacción que de búsqueda de avances. Lo que descubrimos con esta experiencia es que, además, las personas haciendo estas cosas se descubren así mismas, encontraban su propia autoestima, se transformaban; es más, cuando esto pasa ya al ámbito de la radio comercial la transformación fue mucho más profunda y fue mucho más compartida porque fue como una revolución en el país. Yo recuerdo que los actores profesionales nos cuestionaban que sacáramos una radionovela hecha con la gente incluída. Yo he llevado, por ejemplo, capítulos de esas radionovelas a grupos de profesionales de alto nivel (psicoanalistas, sociólogos), y no podían creer que estas señoras no tenían libretos, que la producción era de ellas, y que en el momento de actuar ellas enriquecían más el guión, eso fue una experiencia fascinante.




Formamos la institución Calandria con esos estudiantes, eso fue en 1982-83 -por eso es que este año vamos a cumplir 20 años-. Era una experiencia enriquecedora y la universidad nos miraba mal, 'estos niños bien, yendo al pueblo a ensuciarse los zapatos', todo eso hace que creemos una institución, aunque al principio no sabíamos ni qué era una ONG, pero fue todo un aprendizaje. Yo creo que eso es toda una ruta importante, el inicio; luego esto nos lleva al video, entonces descubres, a la vez, que puede haber un relato de productores enriqueciéndose con los relatos de la gentes y que puede haber una mayor calidad en la oferta, y empezamos a explorar en otros campos, en los videos por ejemplo. Se da bastante producción de videos que se pasaban en los pueblos, se iba con el televisor a trabajar con la gente y empieza un compromiso muy fuerte con las organizaciones de base. El Perú ha sido muy rico en producir este tipo de esfuerzos comunitarios por su propio desarrollo, entonces la experiencia de la gente llegando a la comunicación para enriquecerse fue una experiencia sumamente interesante; de ahí, por ejemplo, empezamos a crear las escuelas de liderazgo, que eran escuelas basadas en componentes comunicativos que eran la clave; lo comunicativo nos llevo rápidamente en toda esa época de los 80 a la política, es decir, a como construir poder desde abajo, eso hace que tengamos todo un trabajo de años con líderes, mujeres, con líderes jóvenes, apoyándolos en su proceso de construirse como actores públicos. Recuerdo muchísima gente joven, un grupo de Calandria que trabajó con señoras de una invasión (de terrenos para construir vivienda) en el momento en que ellas estaban fundamentando la necesidad de una ley, habían hecho una marcha, habían salido en los medios, pero lo más rico fue cuando ellas hicieron su conferencia de prensa, en los papelógrafos tenían apuntado todo y yo, desde mi casa, viendo la televisión, y aparecían las señoras con los papelógrafos y los periodistas enfocando los papelógrafos; fue interesante ver como también el pueblo podía hacer un acto político de presión para su propio desarrollo, fue todo un momento bien interesante.




Ahí empecé a hacer la mayor conexión con el desarrollo, siempre estuvo el desarrollo presente, pero era más en función de la comunicación mientras que yo creo que a finales de los 80 y comienzos de los 90 es que empezamos a darnos cuenta de que la problemática del desarrollo y la conexión de la comunicación del desarrollo era un tema mucho más complejo, mucho más difícil de atar y por ahí fue que encontramos que la forma de atar eran los temas del desarrollo, de género, salud... Calandria se forma con departamentos: áreas de comunicación en desarrollo, de comunicación en género e incluso la propia institución se fragmentó excesivamente, sin embargo trabajamos más en desarrollo a partir de esa formulación. Luego, el gobierno de Fujimori fue un esfuerzo para nosotros y nos obligó a repensar la democracia y la ciudadanía, y creo que ahora es uno de los trabajos más fuerte que estamos haciendo en la institución y hemos sido bastante atrevidos, que nos hemos metido también al campo de llevar la democracia a la comunicación porque creemos que una de las deficiencias de la comunicación, por lo menos en América latina, es que no está claro cual es el papel de la comunicación frente a la democracia, y como si solo la libertad de expresión fuera un aporte; nosotros empezamos a descubrir que hay más.

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ESTA AUTORA PLASMA EN SUS TEXTOS IDEAS , VINCULANDO LA CIUDADANÍA. LA RADIO COMUNITARIA, A TRAVÉS DE LA DEMOCRACIA APUESTA A NUEVAS FORMAS DE CONSTRUIR DIÁLOGOS,  DE INFORMAR Y COMUNICAR A TRAVÉS DE LOS MEDIOS, TODOS LO ESCENARIOS Y A TRAVÉS DE MOVIMIENTOS SOCIALES DEMOCRATIZAR EL EJERCICIO DE ESTA PROFESIÓN DE LA CUAL MUCHOS ESTAMOS EMPEZANDO A ESCALAR, LA COMUNICACIÓN SOCIAL. EN ESTE SENTIDO MARÍA ALFARO BUSCA AYUDAR A TOMAR CONCIENCIA, SIENDO SUJETOS PARTICIPES, EMPODERAR Y GENERADORES DE CAMBIO.

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